Urku Allipacha

Conecta con la naturaleza en Patate. Descubre la armonía entre sostenibilidad y tradición en este emprendimiento ecológico único. Vive una experiencia inolvidable donde la comunidad y el entorno, te esperan.

¿Qué debes saber? 

  • Urku Allipacha, se encuentra ubicado a 25 minutos de Baños de Agua Santa, en el caserío Montañita. Parroquia el Triunfo. Cantón Patate. Provincia de Tungurahua.
  • Este emprendimiento ecológico forma parte de diversas organizaciones, empresas, familias y personas que viven y trabajan en el Corredor de Ecológico Llanganates Sangay.
  • Urku Allipacha ofrece una amplia gama de actividades diseñadas para sumergir a los visitantes en las gratas experiencias de agroturismo
  • Entre los servicios destacados se encuentran:
    • Paseos a caballo: Disponibles en dos modalidades, con costos de $30 o $50, permiten recorrer los paisajes andinos mientras se disfruta de vistas espectaculares.
    • Avistamiento de aves: Por $60 por persona, esta actividad se ha convertido en una de las favoritas de los turistas, atrayendo a observadores de aves de todo el país.
    • Pesca recreativa y paseos por la granja: Por $20, los visitantes pueden aprender sobre ganadería, cosechas orgánicas y el día a día en la comunidad.
    • Hospedaje acogedor: Por tan solo $20 por persona, los turistas pueden disfrutar de una experiencia inmersiva en las 18 hectáreas de la propiedad.
  • El horario de atención es flexible, operando las 24 horas

Urku Allipacha: Un Sueño Verde en el Corazón del Corredor Llanganates-Sangay

En el corazón del majestuoso corredor ecológico Llanganates-Sangay, donde los susurros del bosque se mezclan con el canto de las aves y el aroma de la tierra húmeda, Danny y Margarita han tejido una historia de esfuerzo, amor y visión. Hace cinco años, decidieron cambiar el rumbo de sus vidas y apostaron por un sueño: crear un espacio donde la naturaleza y la comunidad pudieran convivir en armonía, dando vida a un emprendimiento turístico que inspira sostenibilidad y esperanza.
Antes de lanzarse a esta aventura, Danny y Margarita dedicaban sus días a la agricultura, enfrentándose a los retos del uso intensivo de productos químicos y las exigencias económicas de este sector. Con cada jornada de trabajo, sentían que el costo no solo era financiero, sino también ambiental. Fue entonces cuando, impulsados por el deseo de un cambio, encontraron el apoyo de la WWF, una organización que no solo transformó su manera de trabajar la tierra, sino también su perspectiva de vida.

A través de capacitaciones en agroecología y prácticas sostenibles, Danny y Margarita aprendieron a respetar y cuidar el entorno que los rodeaba. Con estas nuevas herramientas, dieron el salto hacia el turismo comunitario, un enfoque que no solo preserva la biodiversidad de la región, sino que también comparte su belleza con el mundo.

El inicio no fue fácil. Durante el primer año, las puertas del proyecto permanecieron abiertas, pero ningún visitante cruzó el umbral. Danny recuerda esos días con un brillo de nostalgia en sus ojos, señalando que la fe en su visión fue lo que los mantuvo firmes. Finalmente, una pareja de Quito llegó al lugar, y su asombro ante la experiencia fue el motor que impulsó a Danny a seguir adelante. Los $40 que dejaron no solo representaron un ingreso, sino también un reconocimiento al valor de su esfuerzo.

Con el tiempo, este pequeño emprendimiento se convirtió en un faro de esperanza para otros miembros de la comunidad. Inspirados por el éxito de Danny y Margarita, seis familias más se unieron, formando una red de siete emprendimientos turísticos que ofrecen una experiencia rica y diversa para los visitantes. Cada paso que dieron, desde la implementación de prácticas agroecológicas hasta la integración del turismo, se convirtió en un modelo a seguir para la región.

Visitar este rincón de Patate es sumergirse en un entorno de belleza inigualable, con un clima agradable que oscila en los 22 grados, perfecto para actividades al aire libre. Los visitantes pueden disfrutar de caminatas por los bosques, convivir con los cálidos habitantes de la comunidad, y participar en el avistamiento de aves, una actividad que deleita a los amantes de la naturaleza.

La experiencia va más allá de los paisajes. Es un encuentro con la hospitalidad y el espíritu de una comunidad que abre sus brazos a cada visitante, compartiendo con ellos no solo su entorno, sino también sus historias y tradiciones.

Para Danny, este proyecto es más que un negocio; es un legado para sus tres hijos y para las generaciones futuras. Sueña con una agencia de viajes que expanda la oferta turística y con una comunidad donde la sostenibilidad sea el pilar del desarrollo. Quiere inspirar a los jóvenes a optar por prácticas libres de químicos y a trabajar juntos por un futuro mejor.

La historia de Danny y Margarita es una muestra del poder transformador de la determinación, la colaboración y el amor por la tierra. En su emprendimiento, han encontrado una manera de compartir la riqueza natural y cultural de su región, demostrando que el turismo puede ser una herramienta para el cambio positivo.

Te esperamos en Urku Allipacha.

¡Vive Tungurahua!




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