Complejo Turístico Manka San Juan
¿Qué debes saber?
- El Complejo Turístico Manka San Juan está ubicado en el kilómetro 7.5, en la vía Patate, en el caserío El Obraje. Parroquia Pelileo Grande. Cantón Pelileo. Provincia de Tungurahua.
- Ofrece áreas verdes, restaurante, piscinas, sauna, turco, cabañas para descanso de paso y mirador, rodeados de naturaleza para relajarte, desconectarte y liberarte del estrés.
- Pronto tendrán dos cabañas para alojamiento.
- En el restaurante se puede encontrar una oferta variada: trucha y tilapia (fritas, al vapor o a la plancha), caldo de gallina criolla preparada y servida en olla de barro, cortes de carnes servidos en piedra volcánica, platos mar y tierra, parrilladas personal, mediana y completa, asado de borrego servido en piedra volcánica y jugos frescos de frutas de temporada.
- Los precios van desde los $ 12 a $ 35 dólares.
- El precio de entrada a las áreas húmedas es de $ 8 dólares para adultos y $ 3 dólares para niños.
- Como servicios adicionales tienen: Pesca deportiva y recorrido por un sendero natural para apreciación de flora y fauna nativa, este recorrido termina en el las piscinas de cultivo de trucha.
- Horarios de atención del restaurante: Viernes a domingo y feriados de 11h00 a 18h00.
- Y el servicio de áreas húmedas atienden desde miércoles a domingo y feriados desde las 12h00 a 22h00.
- Manka es uno de los geoamigos, el alegre grupo de emprendimientos turísticos que pueblan al Geoparque Volcán Tungurahua.
Complejo Turístico Manka San Juan: Una belleza enraizada en Pelileo
Entre los paisajes encantadores de Tungurahua, donde las montañas abrazan al valle y los ríos murmuran historias antiguas, se encuentra el Complejo Turístico Manka San Juan. Este complejo no es solo un destino; es un reflejo del amor por la tierra y la determinación de una familia que, generación tras generación, ha sabido combinar tradición, sostenibilidad y pasión para crear un espacio único.
La historia de Manka San Juan tiene sus raíces en los años 80, cuando los padres de Marcelino Guachambala adquirieron un terreno con "ojos de agua". Estas vertientes naturales no solo embellecían el lugar, sino que ofrecían el entorno perfecto para iniciar un cultivo pionero en la región: la cría de truchas. Fue en estas tierras donde nació la dedicación de la familia Guachambala hacia el trabajo agrícola y el aprovechamiento responsable de los recursos naturales.
Años después, en el 2000, los padres de Marcelino decidieron compartir con la comunidad el fruto de su esfuerzo, abriendo un pequeño restaurante donde ofrecían trucha, fritada y caldo de gallina. Durante 15 años, este rincón ganó renombre por el sabor inigualable de sus platos, cocinados con recetas que honraban las tradiciones familiares y los ingredientes frescos de la región.
En 2015, Marcelino, agrónomo de profesión, decidió tomar las riendas del legado familiar. Con una visión clara y un profundo respeto por la tierra que lo vio crecer, adquirió la propiedad de sus padres y comenzó una transformación que marcaría un antes y un después. Así nació el Complejo Turístico Manka San Juan, un lugar que combina gastronomía, recreación con sus piscinas y áreas húmedas; así como educación ambiental, guiado por la filosofía de cuidar el entorno y rescatar la historia del lugar.
El nombre “Manka San Juan” encierra el alma del complejo. “Manka” significa olla de barro en kichwa, evocando el sabor único de los alimentos preparados en este material ancestral. “San Juan” rinde homenaje al caserío El Obraje, conocido en la época colonial como un centro de producción textil, donde se elaboraban variedad de productos textiles. Marcelino quiso que su proyecto honrara tanto la riqueza natural como la herencia cultural de este rincón de Tungurahua.
Desde niño, Marcelino caminaba por los senderos de la propiedad, maravillado por el canto de las aves, el brillo de los riachuelos y la frescura de los cultivos orgánicos. Ese amor por su entorno nunca lo abandonó, y desde joven soñaba con crear un lugar que no solo generara ingresos, sino que también preservara la flora y fauna nativas.
Hoy, Manka San Juan es mucho más que un complejo turístico. Es un espacio donde los visitantes pueden saborear truchas recién pescadas, tomarse selfies en sus paisajes de ensueño, relajarse en sus piscinas y áreas húmedas y aprender sobre la importancia de la sostenibilidad. Marcelino ha creado un ambiente ecofriendly que invita a la reflexión y a la conexión con la naturaleza. La observación de aves como gavilanes y lechuzas es una de las actividades favoritas, mientras que el proyecto de un ecoparque busca enseñar cómo era este sector en la época colonial, rescatando su valor histórico y cultural.
La gastronomía es el corazón del complejo. Marcelino supervisa cada detalle, asegurándose de que los ingredientes provengan de cultivos orgánicos y respetuosos con el medio ambiente. Los platos son un homenaje al sabor auténtico de la tierra, elaborados con el cuidado y la dedicación que solo alguien enamorado de su oficio puede ofrecer.
Para Marcelino, Complejo Turístico Manka San Juan es más que un negocio; es un legado. Cada cliente que cruza sus puertas es una oportunidad para compartir la riqueza de esta tierra, para mostrar que el desarrollo económico puede ir de la mano con el cuidado del entorno y para ofrecer momentos de paz en medio del ajetreo de la vida moderna. Ver a sus visitantes relajarse, en sus piscinas, áreas húmedas, senderos; disfrutar del paisaje y saborear cada plato es la mayor recompensa para él.
A lo largo de los años, este proyecto ha sido una escuela para Marcelino y su equipo. Escuchar a los clientes, aprender de sus sugerencias y mejorar continuamente han sido las claves para el éxito del Complejo Turístico Manka San Juan. Este rincón tungurahuense, que combina historia, naturaleza y sabor, es un testimonio del poder de los sueños y del trabajo arduo para hacerlos realidad. Ven y visítanos.
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