Duraznos Don Panchito y Casa de Campo

Cosecha sueños entre duraznos, sabores únicos y tradiciones vivas. Descubre Duraznos Don Panchito: una experiencia que conecta tu corazón con la tierra. ¡Ven y vive la magia de Los Andes!

¿Qué debes saber?

  • Duraznos Don Panchito, está ubicado en el kilómetro 8 vía a Píllaro en el Centro Parroquial.
  • Parroquia Los Andes. Cantón Patate. Provincia Tungurahua.
  • Duraznos Don Panchito abrió sus puertas en el 2020.
  • El turista puede recorrer el huerto para admirar la variedad de árboles frutales y puede cosechar directamente la fruta. Al finalizar puede comprar la fruta cosechada por kilos, complentando así una deliciosa experiencia de agroturismo.
  • Duraznos Don Panchito produce además mermeladas, duraznos en almíbar, pulpa y dulce de cuchillo. Todos tienen registro sanitario y no tienen conservantes. 
    • La entrada al huerto tiene un costo por persona de $ 2.50.
    • El costo por kilo de durazno cosechado es de $ 2.00.
    • Los derivados de duraznos van desde $ 2.50 hasta $ 4.50.
  • También pone a disposición de los turistas una bella Casa de Campo, la cual tiene capacidad para familias de 6 a 8 personas.  comidas tradicionales.
    • Los precios del hospedaje en la casa de campo dependen de la cantidad de personas que se alojen, por ejemplo: de 2 a 3 personas $ 80 la noche y para 8 personas $ 200 dólares la noche.
    • El desayuno especial es de $ 6.00 por persona.
  • El horario de atención es jueves a domingo de 9h00 a 17h30 previa reservación.
  • La casa de campo es uno de los geoamigos, el pujante grupo de emprendimientos turísticos que pueblan al Geoparque Volcán Tungurahua.

La herencia de los duraznos: Don Panchito y el arte de amar la tierra

En las fértiles tierras de Los Andes, en el corazón de la parroquia del mismo nombre, una historia llena de amor, tradición y resiliencia florece entre árboles cargados de duraznos. Es la historia de Duraznos Don Panchito y casa de campo, un rincón de encanto ubicado en el kilómetro 8 de la vía a Píllaro, en el cantón Patate, provincia de Tungurahua.

Aquí, la tierra no solo nutre árboles, sino también el alma de una familia que, por tres generaciones, ha dedicado su vida a cultivar sueños en forma de frutos dorados. Todo comenzó con Panchito, un visionario agrónomo que en los años 70 revolucionó el cultivo del durazno con innovadores injertos y técnicas agrícolas. Su pasión y conocimiento transformaron los huertos y dejaron una herencia invaluable a sus hijos y nietos.

Hoy, Gladys y Fabián Soria Velásquez, junto con los nietos de Don Panchito, han tomado la posta de este legado familiar. Cada durazno que madura bajo el sol andino cuenta una historia de trabajo duro y amor a la tierra. Ismael, uno de los nietos, recuerda con ternura los días de cosecha, cuando los aromas dulces y el vibrante color de los frutos llenaban el huerto. Los madrugones para llevar los duraznos al mercado de Ambato, las enseñanzas de su abuelo y los juegos entre árboles moldearon su carácter y su visión.

Con el tiempo, Ismael partió hacia México para especializarse en su pasión, pero su corazón siempre estuvo anclado a Los Andes. Al regresar, trajo consigo una visión renovada para su familia y su tierra. Sin embargo, en 2020, la pandemia cambió radicalmente sus vidas. Los mercados se cerraron y la producción se acumulaba sin destino. Fue entonces cuando la familia decidió reinventarse y abrir las puertas de sus huertos al mundo.

Bajo el liderazgo de Ismael, crearon una fan page que rápidamente atrajo a miles de seguidores, curiosos por experimentar el encanto de cosechar su propia fruta. Convencieron a los mayores de la familia de que los huertos podían convertirse en un lugar de conexión con la naturaleza y la vida rural. El éxito no tardó en llegar: cada fin de semana, hasta 350 personas recorrían el huerto, probaban los jugosos duraznos y llevaban a casa un pedacito de Los Andes.

La magia de Duraznos Don Panchito no solo está en los árboles, sino también en las experiencias que ofrece. Aquí, los turistas cosechan sus propios duraznos, recorren el huerto y descubren la historia detrás de cada fruto. También pueden disfrutar de los derivados artesanales que producen: mermeladas, duraznos en almíbar, pulpas y el delicioso dulce de cuchillo, elaborados sin conservantes y con el sello de la tradición familiar.

El alma de este proyecto va más allá del negocio. Gladys, una de las hijas de Don Panchito, se dedica a rescatar las tradiciones gastronómicas locales, enseñando a preparar platos típicos a quienes visitan su casa de campo. Para muchos, es la oportunidad de reconectar con las raíces culinarias del país.

Duraznos Don Panchito es más que un lugar; es un testimonio vivo de cómo el amor por la tierra, la unión familiar y la capacidad de adaptarse pueden transformar desafíos en oportunidades. Con esfuerzo y dedicación, la familia Soria Velásquez está trabajando para obtener el certificado de buenas prácticas agrícolas, reafirmando su compromiso con la calidad y la sostenibilidad.

Visitar este rincón es adentrarse en una historia que combina los sabores del pasado con la esperanza del futuro. Es un homenaje a Don Panchito y a todas las generaciones que han cultivado no solo duraznos, sino también sueños. Ven, te esperamos.

¡Vive Tungurahua!




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