Tradición Patateña

Arepas, chicha de uva, espumillas de sabores y helados son las delicias que ofrece Patate a los turistas junto a una gastronomía de primera y lugares al aire libre para visitar.

¿Qué debes saber?

  • Tradición Patateña, está ubicado en el primer Pueblo Mágico de Tungurahua en la Av. Ambato frente al Parque central de Patate.
  • La magia de una despensa tradicional que incluye en su oferta productos típicos de la gastronomía patateña.
  • Arepas de zapallo a 25 centavos de dólar cada una, chicha de uva a 2 dólares el litro, espumillas de sabores a 50 centavos y un dólar cada una, un rico vino a 5 dólares.
  • Atienden todos los días del año de 08h00 a 21h00.

La casa de las brujas en Patate

Unas pequeñas Mafaldas, así eran las Barrionuevo cuando niñas, se resistían a tomar la sopa de zapallo, y es que las calabazas les perseguían los 365 días del año, tal vez por eso cuando llegaba el 31 de octubre, la más pequeña de la familia, frente a todos los compañeros, contaba la historia de una casa, donde las calabazas esperaban ansiosas la llegada del día de las brujas.

La tradición gastronómica patateña, del siglo pasado, supo aprovechar a los zapallos que se dan muy bien en sus tierras, para preparar sopas, dulces y su plato estrella: las arepas de zapallo. Así como lo escuchas, si creías que las arepas son venezolanas, al visitar el Valle de la Eterna Primavera, podrás declarar como ecuatoriana, la fama de este plato latinoamericano.

¿A qué chicha vienes?

Mónica, Jenifer y Saulo, son la tercera generación de los Barrionuevo, conocidos en Patate como los expertos en preparar las arepas de zapallo, que turistas de todas las regiones del Ecuador solicitan cuando llegan a su pueblo; turistas que ahora son también internacionales desde que esta ciudad fue declarada como el primer Pueblo Mágico de la provincia de Tungurahua.

El maridaje perfecto para las arepas patateñas, es la chicha de uva, otro tesoro gastronómico de este pueblo que mezcla sus sabores con profundas tradiciones religiosas que girar alrededor del Señor del Terremoto, el Santo Patrono del pueblo al que se le atribuye poderosos milagros y la conducción de los habitantes que supieron reconstruirse cuando una vez, un terrible terremoto pretendió desaparecer a Patate.

Es tal la fama de la chicha de uva, que es justa y necesaria la pregunta que los patateños, les hacen a los turistas despistados que intentan irse de su tierra sin haberla saboreado: ¿a qué chicha vienes?

Con el cariño de siempre, porque la tradición nunca morirá

Los recuerdos de Mónica son literalmente los recuerdos de una receta pasada entre las mujeres de su familia; de hecho, su negocio la Tradición Patateña, abrió las puertas en 1.981 en medio de los festejos del primer año de nacimiento de esta tungurahuense, en la que por supuesto, se sirvió una torta de zapallo y se brindó con chicha de uva.

Mónica recuerda como su madre Elvira, se levantaba en la madrugada, para junto a su abuela, procesar los zapallos, preparar la masa y prender el horno; entre risas confiesa que solo miraba, pues la heredera de la receta secreta es su hermana Jenifer. Fue su hermana mayor quien desde niña, arremangó su camisa de la escuela y se sumergió en el ritual gastronómico de su familia.

Hoy los 3 hermanos están al frente del negocio familiar, les tocó asumir este rol cuando su madre murió; ese día comprendieron la importante tarea que debían emprender, pues para ellos el sabor de las arepas, es una cuestión de honor, una tarea en la que el nombre de su familia está en juego.

Y querida lectora, para que alargar esta historia, te puedo dar fe que el reto que asumieron los hermanos Barrionuevo, ha sido superado con creces; hoy en su negocio los sabores y aromas alegran la vida de los visitantes que fácilmente pueden comprender, como esta herencia familiar se constituyen en un poderoso motor de prosperidad para su comunidad.

Así que no lo dudes, si estás de paso por Patate, no pierdas la oportunidad de buscar esa casa de las brujas y brindar llena de alegría con un buen vaso de chicha de uva, cuidado un patateño te pregunte, ¿a qué chicha viniste a Tungurahua?




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