El Llano de los Vientos

Una Leyenda de Baños de Agua Santa relatos sobre la Virgen de Agua Santa.

Leyenda  LLano de los Vientos

A corta distancia del cementerio de Baños hacia el occidente, existe una pequeña meseta antiguamente conocida: El Llano de los Vientos. Actualmente: Barrio de las Ilusiones.

En el centro de esta pequeña llanura había hasta hace poco, una piedra cuadrangular y junto a ella otra más alargada de menos dimensión en cuya superficie se notaban huellas de pies humanos y hendiduras semejantes a cascos de mular.

En tomo a estas señales los habitantes del lugar han forjado leyendas:

-En tiempos remotos -dicen- cuando la Sagrada Familia recorría el mundo perseguida por el rey Herodes, llegó a este paraje en pos de refugio a ocultarse entre el rio y la montaña.

Con el andar del tiempo la Madre de Dios escogió el lugar para establecer su reinado. Bendijo las aguas vertientes que se tomaron mílagrosas y fijó su trono para ser adorada como Reina de las aguas santas.

Posteriormente surge otra leyenda:

- Cuando la Virgen se hubo establecido venían a visitarla devotos de todas partes en numerosas acémilas que no cabían en el espacio poblado. Mas en cierta noche desaparecieron misteriosamente, causando con ello sorpresa y aflicción a sus propietarios.

Como el clamor llegóse a oidos del cura, éste aprovechó la circunstancia para manitestarles que, la Virgencita se hallaba enojada debido a los grandes pecados, principalmente de avaricia, pero si tienen viva fe y aumentan las limosnas y rogativas verían cómo la Reina del Cielo consuela su aflicción.

Durante aquella noche mientras se recogían los donativos, el cura tuvo una revelación divina:

Contemplaba cómo las acémilas una tras de otra, cual movidas por arriero celestial se encaminaban al Llano de los Vientos.

Cuando sonaron las campanas de la primera misa, los romeríantes concurrieron al templo a renovar sus plegarias y ofrecimientos a la sagrada imagen con la esperanza de encontrar
a sus animales.

En ello apareció el sacerdote de ornamentos sagrados. Con voz compungida enfervorizó a la multitud instándola al desprendimiento de los bienes terrenales para que la Virgencita perdone los pecados.

En medio de la oración que compartían todos los fieles levantó las manos y las miradas al cielo quedando en éxtasis maravilloso por largo momento. La gente que miraba enfervorizada la angelica actitud del sacerdote, quedóse asombrada de tanta santidad.

  • Libro: Leyendas y Tradiciones de Baños
  • Autor: Enrique Freire Guevara



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