Hotel Napolitano
¿Qué debes saber?
- El Hotel Napolitano está ubicado en el centro del Cantón Baños de Agua Santa. Provincia de Tungurahua.
- Para mejor referencia a 4 minutos de la iglesia hacia el cuerpo de bomberos y a 200 metros de la aldea mágica.
- Hotel Napolitano, abrió sus puertas en el 2014, es un servicio de alojamiento que ha venido de generación en generación. Iniciándose como una pizzería.
- En el lugar podrás disfrutar de 15 habitaciones con: Tv Cable, baño privado, internet, garage. También pueden disfrutar de las áreas sociales como: piscina, una cascada y su restaurante pizzeria.
- El precio de su alojamiento oscila en los 33.00 dolares por persona
- El horario de atención es: 24 horas
- El Hotel Napolitano fue reconocido durante cinco años consecutivos con el prestigioso Travellers' Choice Award, haciendo gala de la famosa hospitalidad tungurahuense.
- Este hotel es uno de los geoamigos, el alegre grupo de emprendimientos turísticos que pueblan al Geoparque Volcán Tungurahua.
Raíces de un Sueño: La Historia del Hotel Napolitano
En las faldas del majestuoso Tungurahua, donde el murmullo de cascadas se mezcla con el canto de los pájaros y el aroma de frutas frescas, se alza un oasis de paz y hospitalidad: el Hotel Napolitano. Este lugar no es solo un espacio para descansar, sino una historia viva que habla del amor, la perseverancia y los sueños de una familia dedicada a crear recuerdos imborrables.
En 2014, la familia Repeto sembró las primeras semillas de lo que hoy es un rincón inolvidable en Baños de Agua Santa. En aquel entonces, todo comenzó con una pizzería situada cerca de la iglesia de la Virgen del Rosario de Agua Santa. La pasión por servir y la calidez innata de esta familia transformaron aquella humilde pizzería en un sueño mucho más grande: un hotel que, con 15 acogedoras habitaciones, recibe a turistas de todos los rincones del mundo.
Paul Repeto, el actual administrador, lleva en su corazón cada etapa de este emprendimiento familiar. Recuerda con cariño los veranos universitarios en los que regresaba a casa para trabajar junto a sus padres. Con pinceles y herramientas en mano, participaba en la transformación de aquel espacio, pintando paredes, colocando cerámica y decorando con piedras de río. Esas labores no solo construyeron un edificio, sino que cimentaron una tradición y un compromiso con la excelencia.
Los padres de Paul vieron una necesidad en Baños: un lugar donde los visitantes pudieran encontrar no solo alojamiento, sino también calor humano. Comenzaron ofreciendo hospedaje y alimentación a quienes llegaban por trabajo o turismo. Poco a poco, su dedicación los llevó a construir un hotel completo, con habitaciones cómodas, jardines exuberantes y una piscina con cascada que invita a la relajación.
El Hotel Napolitano no es solo un lugar para dormir; es una experiencia que abraza a cada visitante. Desde el amanecer, los turistas disfrutan de un desayuno elaborado con frutas frescas y orgánicas de la región, como mora, babaco, naranjilla y mandarina. Cada bocado es un tributo a la riqueza de Baños y una manera de apoyar a los agricultores locales.
Por las noches, el restaurante del hotel se transforma en un rincón mágico donde los aromas de la pizza artesanal envuelven a los comensales. Con su receta italiana auténtica, horneada en forma cuadrada y preparada con ingredientes frescos de la zona, esta pizza no solo deleita el paladar, sino que también cuenta una historia de tradición y calidad.
Paul no ve a los turistas solo como clientes; para él, cada visitante es un amigo en potencia. Disfruta sentarse a conversar con ellos, conocer sus historias, descubrir de dónde vienen y qué buscan en Baños. Esos momentos de conexión han creado una comunidad de viajeros que no solo recomiendan el Hotel Napolitano, sino que regresan una y otra vez, sabiendo que allí encontrarán mucho más que un lugar para hospedarse.
Un ejemplo que marcó a la familia Repeto fue la historia de un fiel cliente canadiense llamado Piero, quien, antes de fallecer, dejó el deseo de que sus cenizas fueran esparcidas en las faldas del Tungurahua. Su hijo cumplió esa voluntad, guiado por Paul y su familia. Ese gesto reforzó la idea de que el Napolitano no es solo un hotel, sino un espacio donde las relaciones humanas trascienden.
El sueño de Paul es continuar con este legado familiar, elevando el servicio y creando nuevas experiencias para los turistas. Sueña con establecer una agencia de turismo que ofrezca paquetes completos para los visitantes, integrando la magia de Baños con la calidez del Hotel Napolitano. Para él, cada sonrisa, cada recuerdo creado y cada amigo ganado son la recompensa de un trabajo hecho con amor y dedicación.
El Hotel Napolitano es más que un destino; es una experiencia que conecta a las personas con la naturaleza, la cultura y la hospitalidad genuina. Visitarlo es descubrir un rincón donde los sueños de una familia se entrelazan con los tuyos, creando momentos que perduran para siempre.
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