Columpio del fin del mundo

"End of the World" ganadora del concurso de fotografía de National Geographic 2014, corresponde a este mirador ubicado en el caserío Runtún del cantón Baños de Agua Santa en la afamada Casa del árbol de Baños.

¿Qué debes saber?

  • El "Columpio del fin del mundo", se encuentra en el caserío Runtún a 45 minutos de Baños de Agua Santa en la Provincia de Tungurahua a 2.660 metros sobre el nivel del mar.
  • El sitio es también conocido como La casa del árbol, de Baños de Agua Santa asociada al fin del mundo.
  • La entrada al complejo tiene un costo de 1 dólar por persona, y para hacer camping los turistas pagan 2 dólares, con acceso a electricidad, servicios higiénicos y agua.
  • El complejo está abierto de lunes a domingo, de 07h00 a 19h00, cuenta con parqueadero.
  • Los turistas pueden acceder a información técnica del volcán relatada por el mismo Don Carlos Sánchez.
  • El complejo cuenta con un restaurante en que se sirven jugos, cafés, chocolates, empanadas de queso, choclos con queso. Los fines de semana y feriados ofrecen almuerzos a 3 dólares.
  • Para llegar al "Columpio del fin del mundo", primero debes llegar a Baños de Agua Santa. Desde su terminal terrestre debes caminar hasta el hospital, una cuadra y media está un bus azul, de la compañía Luna Sánchez.
  • Hay 5 líneas a las 5h50, 11h00, 13h00, 14h00 y el último a las 16h00. Si te quedas de una de estas líneas, un último bus baja a Baños de Agua Santa a las 18h00.
  • Baños de Agua Santa es famosa por una serie de columpios que permite a los visitantes observar los hermosos paisajes de la provincia de Tungurahua.

¿Dónde se encuentra el Columpio del fin del mundo?

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¿Cómo llegar al Columpio del fin del mundo desde Quito?

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¿Dónde queda el Columpio más grande del Ecuador?

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El final del mundo

Una casa de árbol para vigilar al Tungurahua

Los volcanes son dueños de una de las fuerzas más potentes de la naturaleza, sus erupciones son capaces de transformar la faz de nuestro planeta. Tal vez por ello es que diferentes culturas los adoptaron como dioses a los que veneraban y observaban.

Las cosas no han cambiado, las tribus son ahora de turistas y su observación son ahora una invitación a la reflexión y al encuentro con la naturaleza.

En Ecuador, el volcán Tungurahua, uno de los más activos de la Avenida de Volcanes de los Andes en Latinoamérica, tiene un lugar icónico dentro del mapa mundial del turismo.

Ese lugar ubicado a solo 3 kilómetros de su cráter, es un columpio que se balancea de las ramas de un árbol, que se levanta al borde de un precipicio de 2.600 metros.

La casa del árbol, está ubicada en la zona de Runtún en el cantón Baños de Agua Santa de la Provincia de Tungurahua, es un punto de observación donde su vigía, Don Carlos Neptalí Sánchez, desde 1999 vigila la actividad volcánica del coloso.

Equipado con una radio, Carlos mantiene contacto con la estación geofísica y el COE cantonal para coordinar operaciones de alerta temprana.

Una fotografía en el fin del mundo

La vida de Don Carlos transcurría entre las fuertes emociones que solo un vigía de volcanes puede contar. En 1999 cuando se reactivó el volcán Tungurahua, Don Carlos se dormía acurrucado por los estruendosos bramidos del volcán.

El sonido de los ventanales vibrando, los truenos y nubes de cenizas lo acompañaban en sus jornadas de trabajo en la casa del árbol que fue construida específicamente para esta labor.

Don Carlos encaja bien en la descripción que Humboldt hizo de los ecuatorianos hace unos cuantos siglos atrás:

«Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste».

Pero lo que para Don Carlos era cotidiano, para Sean Hacker no lo era. Este turista visitó la casa del árbol el 1ro de febrero del 2014, al llegar al lugar observó como los turistas se balanceaba en el columpio justo en el momento en que el Tungurahua inicio su actividad volcánica.

De repente el hermoso paisaje, se tornó espectacular, una gigante nube de ceniza empezó a elevarse por los cielos con rumbo al columpio. Si bien la belleza del paisaje invitaba a su contemplación, los truenos y bramidos lo invitaban a salir corriendo.

Y así lo hizo, no sin antes captar una fotografía que daría la vuelta al mundo. Sean, meses después participaría en el 2014 Traveler Photo Contest, el afamado concurso de fotografía de la National Geographic.

La fotografía de Sean fue premiada en la categoría “Merit Prize Winner” y la descripción de la misma dio nombre a este famoso columpio que es visitado por miles de turistas cada mes.

“Esta foto, tomada en el columpio ‘fin del mundo’ en Baños, Ecuador, captura a un hombre que observa la erupción del volcán Tungurahua. Minutos después de que la foto fue tomada, tuvimos que evacuar la zona debido a la llegada de una nube de ceniza.”

Así nació El Columpio del Fin del Mundo, de los ojos de un turista capaz de encontrar belleza en lo cotidiano.

La avalancha fue de turistas, no de lava volcánica

El efecto de la fotografía fue inmediato, de pronto los turistas empezaron a llegar desde todos los lugares del mundo, venían en busca de vivir esa experiencia, algunos con el objetivo de realizar la misma foto, otros queriendo sentir lo que es balancearse en un columpio con vista a un volcán.

Don Carlos recuerda bien el día en que la foto se hizo, era las 5 de la tarde, cuando vio a Sean corriendo a buscar refugio, Don Carlos recuerda como falló al intentar tranquilizarlo. Recuerda bien ese momento, pues a partir de ese día su vida cambió.

De pronto tuvo que combinar su tarea de vigía con el de anfitrión de un complejo turístico, de a poquito, le tocó dejar de relatar por radio los aspectos técnicos del volcán a los ingenieros del Geofísico, para ahora relatar un sinfín de anécdotas a los turistas que lo visitan.

Junto a su esposa y sus 5 hijos, Don Carlos enfrentó la realidad, su casa del árbol debía ser un complejo turístico.

Gracias al apoyo del Ministerio de Turismo, los Sánchez implementaron todas las normas técnicas de seguridad y adecuaron el lugar para brindar una experiencia más amplia a los visitantes.

Hoy al columpio del fin del mundo y su casa del árbol, se le suman un restaurante de comida típica, hermosos jardines, otros columpios y zonas para hacer camping.

Una experiencia turística impulsando el turismo de Tungurahua

Don Carlos sonríe al saber que su labor es importante para su provincia, al fin y al cabo, su papel de vigía del volcán sirve para salvar vidas, y ahora su papel de anfitrión de turistas sirve también para dar un refugio a personas que buscan salvarse del estruendo de las ciudades.

<< para todos los bolsillos>> repite Don Carlos pues el costo para visitar este hermoso paisaje de los Andes Ecuatorianos es de apenas un dólar.

Ven a Tungurahua y enamórate de sus paisajes.

Nota: La fotografía del columpio del fin del mundo junto las otros 7 ganadores de menciones del 2014 Traveler Photo Contest fueron seleccionadas entre un total de 18 mil imágenes enviadas por participantes de todo el mundo, y las puedes ver aquí: https://www.nationalgeographic.com/travel/traveler-photo-contest-gallery/end-of-the-world/




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