Canopy triple en el Mega Adventure Park Río Blanco

El único canopy triple del Ecuador, con un puente tibetano y otro de cristal, atraviesan el Río Blanco de la provincia del Tungurahua a 170 metros de altura. Si eres amante de las emociones fuertes, aquí tienes un reto para superar.

¿Qué debes saber?

  • Este parque de aventuras, ofrece 3 experiencias de adrenalina dentro de un entorno natural espectacular. No hay límites de edad, una quiteña de 84 años tiene el récord, tampoco hay límites para personas con discapacidades.
  • El primero es el Canopy triple, único en el Ecuador, en el que 3 personas pueden compartir la experiencia, cada uno en su propio cable. Tiene un costo de $10 dólares por persona.
  • Entre ir y volver, son 2 minutos de vuelo, pero entre subir y bajar las escaleras, tomarse fotos, la experiencia dura 15 minutos. Más de 600 mil personas se han lanzado en estas líneas.
  • El segundo, es el puente tibetano con 11 obstáculos en todo su trayecto, en donde puedes saltar, correr, atravesar llantas, mallas y colgarte al vacío. Una experiencia más fuerte, que tiene un costo de $15 dólares por persona. En 3 años, 18 mil personas han vivido esta experiencia.
  • El tercero es el puente de cristal, que se inauguró en el 2021, es el único puente de cristal en el país y primero en Latinoamérica. Tiene  300 m de longitud y 20 m de cristal distribuidos en 3 secciones. Están suspendidos a 120m de altura. Disfruta de la sensación de caminar en el aire, sin ir a China.
  • Para los niños, se ofrece un Bungee trampolín a $5 dólares por 10 minutos y un saltarín a $2 dólares por 5 minutos. El complejo tiene parqueadero, el cual no tiene costo. Observar a los turistas haciendo sus proezas tampoco tiene costo.  
  • Está ubicado en el kilómetro 10 de la vía Baños a Puyo y atiende de 08h30 hasta las 18h00.

Experiencias difíciles de olvidar

Uno no podría recordar los detalles de las habitaciones de hotel en las que alguna vez durmió, tampoco podría hacer un recuento completo de los sabores que ha probado en todos los restaurantes que ha visitado en la vida.

Ahora bien, y sin temor a equivocarse, uno jamás podría olvidar el cúmulo de sensaciones que recorren el cuerpo, cuando se camina por un puente que no para de balancearse, a más de 170 metros de altura.

Iván Fiallos nació en Río Blanco en 1963, a pocos minutos de la ciudad de Baños de Agua Santa. Tal vez por eso su vida siempre estuvo relacionada con el mundo del turismo.

Sus inicios dan fe de una historia de emprendimiento que Iván veía con orgullo, hasta que, en una tarde del 2009, internet le mostraría un camino insospechado.

Vence tus miedos, cumple tus sueños, sé una persona feliz

Insospechado, pues cuando Iván arreglaba las camas de su hostal, jamás habría creído que el futuro estaría colgado de un arnés a 170 metros de altura sobre un río.

Insospechado, pues cuando caminaba por los pasillos de su restaurante, no habría creído que, en pocos años, ese sólido pasillo se transformaría en un puente colgante y movedizo.

El video que Iván vio en YouTube, era el de un puente tibetano, puentes famosos alrededor del mundo, pues ubicados a grandes alturas, cuelgan sus peldaños de cables, que se balancean con cada paso.

Ese video fue el ingrediente que le faltaba a su vida y fue suficiente para que este tungurahuense diera un giro de 180 grados a su ruta de emprendimiento.

Las montañas de Puerta del Cielo y de Yunguilla separadas por el Río Blanco que viene de los Llanganates, rumbo al Amazonas; fueron las cómplices de esta aventura, pues las líneas de canopy que Iván construyó, las unía.

En 6 años de operación por estas líneas, más de 600 mil turistas nacionales e internacionales han cruzado el río Blanco. Años más tarde, Iván volvería a unir a estas montañas, con un puente tibetano imponente.

Aprendiendo a disfrutar el paisaje

La experiencia de atravesar el puente tibetano, no se diferencian mucho de la aventura de emprender.

Los turistas y emprendedores, llegan con una idea previa, con un anhelo o incluso con una meta por superar. Pero cuando están frente a los hechos, esos sueños se transforman en dudas, en un gigante reto para vencer el miedo.

El tiempo que le toma a cada turista, para iniciar la experiencia varía, hay quienes dan el primer paso con los ojos cerrados, hay otros que necesitan el apoyo de algún amigo o familiar, otros en silencio, respiran profundo para dar el paso tan esperado.

Es ese momento de decisión, el más difícil, pues una vez que la aventura empieza, no hay marcha atrás, y en casi todos los casos, el miedo se transforma en alegría y lo que parecía un largo trayecto, se transforma en un hermoso camino en donde lo único que cabe es disfrutar del paisaje.

Ese momento de decisión tampoco es garantía, pues como en el mundo del emprendimiento, hay quien desiste y regresa.

Al final, todos los aventureros que terminan el trayecto, lo quieren repetir, al final, el recuerdo que se llevan los turistas, es la certeza de saber, que lograron vencer sus miedos, y eso señores, ¡no se olvida!.

Hoy cuando Iván, mira al pasado, comparte la alegría de sus turistas, pues el también estaría dispuesto a repetir esta aventura, la cual brinda trabajo a 14 personas, con las cuales también comparte sus sueños.




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