Choco choco tren de Cevallos
¿Qué debes saber?
- Este emprendimiento es muy particular, por una parte, ofrece pequeños trenes hechos de chocolate, pero además productos innovadores como la espumilla de chocolate con almendras, o una paleta de chocolate, claro está, con la forma de un tren.
- Los precios van desde los 25 centavos hasta 1 dólar.
- Está ubicado en la estación del tren de Ambato.
- Atienden de martes a domingo desde las 10h00 a 20h00.
Hansel y Gretel viajando en un tren
Cada negocio tiene diferentes orígenes, algunos parten de sueños, otros de proyectos y hay muchos que naces de urgencias y necesidades.
Pero esta historia nace de las fantasías de una niña ambateña, que en el barrio de Ficoa leía una y otra vez el cuento de Hansel y Gretel. Rosario soñaba con la casa de caramelo que veía en las ilustraciones del cuento.
Pero estos sueños en Ambato, tenían otro matiz, y es que en las fantasías de Rosarito siempre estaba presente un tren, con sus sonidos, aromas y el bullicio de la gente. Fantasías que nunca abandonaron a esta niña que estudio artes plásticas y dramáticas.
Casitas de caramelo, trenes y una vocación artística fueron los ingredientes para la construcción de "Choco choco tren", pero ese es el final de esta historia. Regresemos en el tiempo, pues antes de "Chocho choco tren", Rosarito dio sus primeros pasos en Loja, allá por el año del 1999.
Un maridaje lojano hecho con chocolates y trenes
Su primer local se llamó La casita de Choco leche, una metáfora de la blanca piel de Rosario y el color chocolate de su esposo.
Obras de teatro y marionetas encontraron escenario en una casita de chocolate real, los espectadores eran turistas peruanos que veían con asombro como las paredes, puertas y ventas de la casita, eran en efecto, de caramelos.
Varios años después, la vida llevó a Rosario a Ambato, ella regresó para cuidar a su madre, tal vez esa fue una excusa que la vida creó para traer a su hija de regreso.
Ya en Ambato, Rosarito extrañaba su casa de chocolate, por eso no descansó en buscar caminos que le permitieran repetir su negocio lojano ahora en la provincia de Tungurahua.
Una tarde cuando leyendo el periódico, se enteró de la rehabilitación del tren de Ambato, una chispa de alegría, iluminó su mente y le hizo recordar el cuento del cual se enamoró de niña.
Un tren de chocolate
En el 2017, en la estación del tren de Ambato, Rosarito alquiló un local para su segundo negocio: "Choco choco tren". Este negocio ofrece una experiencia de turismo que suma la cultura del chocolate con la cultura ferroviaria.
Y tal vez, este maridaje resultó mejor, basta con recorrer las trayectorias de estas culturas para encontrar fuertes puntos contacto, el tren de Alfaro y el boom cacaotero comparten parte importante de la historia del Ecuador.
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