Café Conquistador
¿Qué debes saber?
- Café Conquistador está ubicado en la avenida Cevallos y Mera, al lado de la Iglesia Santo Domingo, en el centro de Ambato, capital de la provincia de Tungurahua.
- Desde 1970, se especializa en servicio de cafetería, comida tradicional ambateña y eventos sociales.
- Sus platos más pedidos son, por supuesto, el chocolate; y las picaditas, sánduches y ensaladas que garantizan encuentros alegres en un ambiente que transmite relax.
- En desayunos encontrará: El conquistador, el americano, el tradicional, el cuencano, el completo y el light.
- Hay variedad de cafés: americano, dobre expreso, latte, capuccino y más.
- Ofrecen también almuerzos ejecutivos hechos como en casa.
- El costo de sus platos oscila entre $ 1 y $ 10 dólares.
- Cuenta con 3 pisos, un escenario para música en vivo (sábados) y un balcón para fumadores ideal para hacerse las mejores selfies ambateñas.
- Su horario de atención es de lunes a domingo de 08h00 a 21h00.
En esta vida no hay tanta dicha, que haber nacido en tu corazón
Hay lugares que no solo forman parte de la geografía de las ciudades, sino que además forman parte de los recuerdos de varias generaciones que construyeron momentos de felicidad en medio de sus paredes.
El aroma de los tamales ambateños, mezclados con el aroma lojano del café pasado en chuspa, aún se puede sentir en el parque Cevallos, donde Martita, como la recuerdan los ambateños de pura cepa, abrió hace ya 50 años el Café Conquistador. Conquistador es el nombre del café lojano que esta tungurahuense hizo ambateño.
Martita mantuvo viva por décadas las tradiciones ambateñas que servían de pretexto para que comerciantes, ejecutivos y familias enteras se reunieran en su cafetería alrededor de humitas, cafés, anécdotas y risas. Pero el tiempo es implacable y alcanzó a la energía y vitalidad de esta gestora gastronómica. Hace 5 años, su hija María del Carmen se puso al frente de este icónico lugar turístico ambateño ubicado en plena avenida Cevallos.
¡Está escrito!
Jaqueline Ronquillo, es sin duda una de las más fieles clientes del Conquistador, ella recuerda como en todas las etapas de su vida, momentos claves se resolvieron en las mesas de la cafetería de sus amores, ahí cerró negocios, festejo cumpleaños y entablo amistad con gente de todas las regiones que llegaban en busca del famoso chocolate ambateño. Ahí también conoció a María del Carmen, con quien se sumergía en conversaciones del pasado que relataban aquellos años de esplendor del local; pero además con su amiga conversaban del futuro de la Tierra de los 3 Juanes.
Hay varias formas en que un negocio pase a nuevas generaciones, en muchos casos se trata de un tema de sangre, de un traspaso de abuelas a madres y de madres a hijas; pero en esta historia el pase de posta sucedió entre dos amigas que compartían una visión de futuro. Hace 2 años Jaqueline compró la cafetería el Conquistador, y sin planearlo inicio el mejor tributo que un cliente puede hacer a su anfitrión.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
La cliente más antigua del Conquistador tiene 80 años, una viejita risueña que religiosamente vuelve cada semana a tomar su cafecito; ¿y por qué no hacerlo? Si al fin y al cabo el aroma que recuerda de su juventud sigue intacto. Como ella una docena de jubilados transforman la cafetería en su cuartel de operaciones, no se sabe bien que estarán planificando, pero de lejos se puede ver como al pasar la puerta de la cafetería, se convierten en unos jovencitos que no paran de contar anécdotas y tomar un cafecito.
Cuando Jaqueline se inauguró como propietaria, sabía bien que todas sus innovadoras ideas, debían respetar las tradiciones del local, así que con combo en mano dirigió las obras que lograron romper lozas para llegar al 3er piso. El primero piso, el original, procuró dejarlo igualito, como siempre para que todo el que quisiera pueda seguir tomando el cafecito con humitas; el segundo piso lo diseño para los desayunos familiares y el tercer piso para eventos, música en vivo, picaditas y coctelitos; y para cerrar con broche de oro, un hermoso balcón se asomó por primera vez a la transitada avenida Cevallos.
Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia
La energía de Jaqueline se sintió desde el primer día, arrancó en enero y ya para las fiestas de Las Frutas y de las Flores, la gente comenzaba a comentar por la llegada de viejas tradiciones. De pronto en el periódico local se repetía la misma portada que en el siglo pasado, era el claro anuncia de la llegada del carnaval: “El Café Conquistador recibe la visita de las candidatas a Reina de Ambato”; los clientes que llegaron en febrero se emocionaron al ver el caracol gigante de frutas que adornaba el interior del local, “igualito a como lo recordaban de niños”; luego los llapingachos en carnaval, la colada morada remplazando al café en finados; y los buñuelos para diciembre.
Sin quererlo, la más fiel de las clientes, encontró “aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón” y las encontró bien, y en lugar de guardarlas las sacó por su nuevo balcón para que todo el mundo se enteré que la visión de Martita sigue vigente y con nuevas noticias. Por ejemplo, ahora desde el balcón, los clientes cada carnaval, pueden disfrutar del tradicional Desfile de las Frutas y las Flores; y desde el cielo Martita sin duda seguirá cantando “en esta vida no hay tanta dicha de haber nacido en tu corazón”
¡Y que viva Ambato! Perdón, me emocioné, y es que de pronto recordé el sabor de los llapingachos ambateños, los bailes de las tungurahuenses y los juegos con espuma de carnaval; por eso querida lectora, si también tu empezaste a zapatear y sin querer se te salió un ¡que viva Ambato!, ya es hora que planifiques tu próximo viaje a Ambato la capital de la provincia de Tungurahua.
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