Locales de bisutería ancestral en Ambato

María Elevación Pacari indica uno de los aretes de coral en el local de Jenny Ainaguano. Las washkas tienen varios colores y diseños.

Los vistosos tupos, washkas (collares), orejeras (aretes) y más artesanías se comercializan en dos lugares del centro de Ambato, en Tungurahua. Los locales de bisutería, ropa y alpargatas indígenas se encuentran en la transitada avenida 12 de Noviembre, ubicada en el centro de la ciudad.

Estos accesorios los usan las mujeres indígenas de los pueblos Chibuleo, Tomabela, Salasaka y Quisapincha. Las joyas más elaboradas con piedras preciosas como la amatista, obsidiana, corales, venecianos y otros materiales se lucen en las fiestas ancestrales y celebraciones religiosas. Mientras que la bisutería de menor costo y calidad se usa para el trabajo o simplemente para las actividades diarias.

Estos accesorios son el complemento de las mujeres indígenas, indica Jenny Ainaguano, propietaria de Jenny Boutique. En su local hay tres estanterías donde se muestran las alhajas. Estas se comercializan entre USD 25 y USD 150.En otros aparadores hay anacos tejidos en telares con lana de borrego o con gabardinas más finas. Un traje con los collares y los atuendos autóctonos puede costar entre USD 300 y 900. También hay sombreros, fajas, anacos, blusas, alpargatas...

Las washkas y orejeras de color rojo, dorado, plateado, negro, coral y verde predominan en el local. Según su cosmovisión, los primeros indígenas los usaban para mantener el equilibrio, la energía y para diferenciar el estatus social al que pertenecía una persona.

Ainaguano, excandidata a reina de Ambato, luce su bisutería con su atuendo compuesto por un anaco negro, una blusa blanca con bordados, un reboso y un sombrero blanco.

“El uso de estas prendas destaca la belleza de las mujeres indígenas. Nuestras abuelitas mantienen nuestra cultura andina y las jóvenes la estamos innovando sin que pierda la identidad de los pueblos indígenas”, comenta Ainaguano.

María Elevación Pacari, madre de Jenny, explica que las orejeras que utilizaban sus ancestros llegaban antes hasta la cintura. Mientras que las washkas tapaban todo el cuello y se prolongaban hasta el busto.

“Las jóvenes ya no lucen los aretes como antes por el peso que tienen. El color rojo predominaba pero ahora hay varios y eso les encanta a las chicas”, asegura Pacari.

A pocos metros está el local Nativa Fashion de propiedad de Isaías Caluña. El indígena oferta los collares elaborados por artesanos del pueblo Chibuleo y Salasaka. El emprendedor indica que los collares andinos representan a la familia y a la naturaleza. Además tiene prendedores o tutos que tienen la imagen del Taita Inti o Padre Sol, en español.

“Los tupos identifican a nuestra cultura y están relacionados con el sol de la mañana, del mediodía y de la tarde”, dice Caluña. Los tupos se comercializan entre USD 30 a 180. Estos son elaborados con técnicas ancestrales donde se funde la plata. Además, son usados para la elaboración de los bastones de mando, aretes y otras joyas que compran las mujeres de la comunidad o los turistas extranjeros.
 




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